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Ugo Biggeri, presidente de Banca Ética : «El ciudadano que se plantea qué hace con su dinero ya protagoniza un cambio cultural»

Fiare Banca Ética, el primera banca cooperativa ética de ámbito europeo, ya plenamente activa, cuenta que después del verano sus clientes en España ya podrán usar tarjetas de débito y sus clientes podrán hacer todas las gestiones usuales de una entidad financiera.

De izquierda a derecha, Montse Sagarra, presidenta d’Economistes en Acció, Cristina Faciaben, responsable del àrea socioeconòmica de CCOO, Ugo Biggieri y Peru Sasia

Biggieri es ahora presidente de un banco. A simple vista no se diría. Al igual que la entidad que gestiona, su imagen tiene poco que ver con la de un banquero y cuando se habla scon él se ve que está curtido en mil asambleas. De formación, Biggieri es físico, investigador universitario, muy vinculado con la defensa del medio ambiente. Durante un tiempo dirigió la feria Tierra Futura. Pero ahora piensa como un banquero, un banquero diferente, sin embargo.

Señor Biggieri, ¿cuando estará plenamente en funcionamiento Fiare Banca ética para el público genérico?, ¿cuando la gente podrá ingresar la nómina o tener una tarjeta de débito que funcione en los cajeros para extraer dinero?

Este es un banco cooperativo, pertenece a los ciudadanos y a sus redes sociales. Hay que tener en cuenta que los tiempos de la economía solidaria no van a la misma velocidad que los de la economía capitalista.

Sin embargo, el nuestro es un banco que debe ser sólido a largo plazo. Nosotros no podemos actuar con la lógica de un supermercado. ¡No podemos hacer las cosas sólo para que haya una demanda! Me refiero a crear productos sólo porque hay demanda.

¿Hace muy poco se publicaba que las entidades de la banca ética habían visto multiplicar por seis los ahorros que gestionan. Ello muestra hay una demanda importante entre el público y si Fiare no la satisface tal vez que el tren pase de largo?.

Banca ética es una forma de entender la relación de las personas con el dinero. Mire, el banco convencional más importante de Italia ha creado ahora una entidad, con personalidad jurídica propia, que opera con el tercer sector, con la economía no especulativa, y también con las entidades de la iglesia. Esto puede parecer banca ética pero no lo es, porque no cambia ni aspira a cambiar el papel de la banca en la economía. No se trata de poner en marcha una especie de cuerpo de bomberos, que solucionen cosas concretas. Nosotros aspiramos a cambiar el mundo a partir de las finanzas.


En todo caso, ¿ cuáles son las grandes cifras de Fiare Banca Ética en España?

En lo que se conoce como quinta área, y en el conjunto de la historia de la entidad, tenemos una cifra de préstamos que suma 36 millones. De estos entre 18 y 19 corresponden a inversión social y economía solidaria. Entre 10 y 11 millones más se han destinado a proyectos de carácter sociosanitario. Otros 5 millones han ido hacia proyectos de integración social y finalmente 2 millones se han destinado a inversiones agroecológicas. Todo esto se ha hecho a partir de un volumen de ahorro gestionado que en los diez años de vida de la entidad ya suma 55 millones.

¿Y cuáles serían los rasgos diferenciales de la banca ética respecto a la convencional?

La principal diferencia es que nosotros aspiramos a un cambio cultural. Por eso los movimientos de Fiare tienen tanto que ver con la participación de la gente. No queremos sólo gestionar dinero, sino dar a entender a la ciudadanía que muchas cosas tienen que ver con cómo se gestionan el dinero. Le diré con otras palabras. Los bancos son herramientas que sirven para acelerar la economía. Ahora bien, generalmente las personas que tratan con los bancos convencionales sólo se hacen una pregunta: ¿qué tipo de interés puedo obtener por mis ahorros? Nosotros, en la banca ética creemos que hay que hacerse otras preguntas, como ¿donde se invierten estos fondos, en qué productos, a partir de qué principios?

Hablando de ritmos, ¿como van las relaciones entre las dos entidades, la italiana y la española, ahora que ya son una sola cosa?

En España Fiare hace diez años que funciona, antes como fundación y ahora ya dentro de Banca ética. En dos años ha crecido en cinco millones los fondos de la entidad. Y para ello es necesario que los socios de una banca ética tengan un alto nivel de participación. Y ahora la participación y los debates se refieren a los mecanismos de fusión de los dos proyectos en el banco, lo que ha llenado de entusiasmo nuestros socios también en Italia.

Vuelvo al concepto de velocidad. ¿Cuando calculan que Fiare Banca Ética podrá hacer las funciones que hace un banco convencional?

Bueno, ya las puede hacer casi todas, con respecto a los socios, los que han puesto capital. Para los usuarios no socios todavía hay algunas cosas que no pueden hacer pero que harán muy pronto. Pero repito el concepto de velocidad. Mire, en Italia hace quince años que nuestro banco ético funciona. Crecemos a un ritmo del 10 al 15% anual. Hemos calculado que necesitaríamos a este ritmo entre 60 y 70 años para llegar a tener un tamaño equivalente al quinto o sexto banco del país. Por tanto, no nos obsesionamos con la velocidad, sino que pensamos que el crecimiento nos ha de hacer posible la perdurabilidad.

Cuéntenos, en este sentido ¿como está a efectos prácticos el desarrollo de Fiare Banca Ética en España?

Aquí tenemos el banco con todos los permisos para funcionar. Le hemos dotado de una sucursal en Bilbao, y hay oficinas en Barcelona y Madrid. En estos puntos quién quiera aportar capital o si tiene un proyecto que puede ser financiado, nos puede pasar a ver y hablará con nuestros técnicos. Sin embargo, también se puede contactar en cualquier momento a través de nuestra página web o también con los socios, que son unos 5.000 y están en muchos lugares del país.

Precisamente a eso me refería cuando hablaba de los ritmos. Además de pedir crédito hay mucha gente que quisiera poder ingresar las nóminas en un banco ético y hacer los pagos del día a día o sacar dinero de un cajero, una operativa simple que aún no se puede hacer con Fiare.

Nosotros tenemos la experiencia italiana. Nuestra gente allí tiene dos niveles. Por un lado están los que son militantes, que han puesto dinero en el capital del banco, que participan en las decisiones de la entidad y que hacen la mayor parte de su vida económica a través de la entidad. También hay quien quiere hacer, quizás, sólo eso que usted dice. En este sentido nos dimos cuenta de que no es necesario tener muchas oficinas abiertas. Por ejemplo, en Cerdeña tenemos un buen nivel de actividad sin tener ninguna sucursal. La gente sabe qué hacer cuando necesita un crédito o quiere entrar en el capital. Sabe que clicando en la página web lo tiene todo muy fácil.

Por lo que me dice del acceso a los cajeros automáticos en España una vez superados todos los permisos de la autoridad bancaria, está en marcha el proceso informático que debe hacer posibles estas operaciones. Se ha contratado la empresa Rural Servicio Informático que debe crear el software que nos permitirá realizar ingresos y pagos desde los cajeros automáticos. Me dicen que después del verano esto será una realidad (Peru Sasia asiente).

Señor Biggieri, en pocos minutos usted presenta su libro, ¿en él cuál es la tesis que defiende?

En el libro afirmo que el dinero es una expresión indirecta de ciudadanía. Hasta ahora los ciudadanos se hacen pocas preguntas sobre el dinero. Por ejemplo si negocian con un banco, la principal pregunta trata del tipo de interés, pero no se mira qué hará el banco con el dinero que este usuario les presta. Y hacerse preguntas como ésta supone un cambio, que es cultural.

¿Lo puede explicar mejor?

Pues, que por ejemplo la Iglesia, hasta ahora no miraba si el dinero que tenía depositados en los productos de ahorro, se invertían en unas cosas u otras. Y se ha visto que a veces las inversiones no se han hecho de manera coherente.

Cuando las personas se hacen preguntas sobre donde va su dinero, pueden llegar a conclusiones constructivas. Por ejemplo que el dinero no es el diablo. Que los bancos no son per se negativos, son como he dicho unos aceleradores de la economía. Ahora bien, hay que saber qué se hace con el dinero y se debe tener la potestad para dirigir el ahorro hacia objetivos que no sean estrictamente marcados por los tipos de interés.

La gente con su dinero puede decidir finalmente si los invierte en agricultura o en otro lugar. Y si dentro de este campo financian productos genéticamente modificados o si se apuesta por agricultura ecológica.

En Italia, sólo el 37% del ahorro va a la economía real, y en este ámbito incluyo la producción de armas. El resto va hacia la economía especulativa, hacia destinos que no se conocen y que la gente común no puede controlar.

 I ahí entra la banca ética..

Pues lo que en mi libro digo es que las personas podemos decidir dónde va nuestro dinero. La gente puede pensar que hay rendimientos más allá del tipo de interés. Ahora bien, la gente también debe saber gestionar su riesgo. Del total, una parte pequeña de los ahorros se pueden invertir en proyectos más rompedores o con más riesgo, aunque la mayoría del dinero los debería tener invertidos con sensatez. Porque, ¿qué es más rentable para una familia que tiene un niño pequeño, obtener unos intereses más altos, o financiar una guardería cooperativa donde podrá enviar el hijo a precio de socio y con una alta calidad educativa? Y hacerse esta pregunta implica, como he dicho, un cambio cultural.

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